Emmaus International

Fátima Pontes es coordinadora ejecutiva de la Escuela de Circo de Pernambuco, un estado brasileño situado en el noroeste del país. La escuela colabora estrechamente con el grupo Emaús de Recife y estará presente en el Foro Mundial de las Alternativas de Emaús Internacional. Fátima Pontes responde a nuestras preguntas sobre el poder de transformación social del arte y de la cultura.

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¿Cuál es el proyecto que realiza vuestra escuela de circo y qué artistas participarán en el Foro?

Somos un colectivo de artistas que, desde hace 22 años, trabaja desde la pedagogía del “circo social”, que consiste en crear oportunidades socioeducativas con niños, adolescentes y jóvenes adultos que a menudo provienen de contextos desfavorecidos. Al Foro asistiremos cuatro integrantes de la escuela: tres artistas- educadores y yo, y compartiremos nuestra experiencia pedagógica y de inserción a través del arte circense.

¿Cómo pueden el arte y la cultura ser herramientas de transformación social?

El arte es importante para todo ser humano, es un medio para mirar el mundo de otra forma, una mirada acogedora y tolerante hacia el otro y, sobre todo, hacia quienes son “diferentes”. Así, el arte y la cultura constituyen universos de comprensión. Quienes se interesan por la cultura o practican una actividad artística suelen ser más generosos y conscientes de los derechos y de los deberes de cada persona como tal. Para cambiar la sociedad, esos son valores importantes y hay que luchar para que sean posibles los sueños de cada niño y adolescente. Como decía Paulo Freire*: “Hay que liberarse de las opresiones para existir”.

¿Cómo puede la expresión artística abordar temas relacionados con las injusticias y la exclusión?

Mediante la sensibilización sobre el papel de cada persona, como parte de una ciudadanía, en la lucha contra las desigualdades. Es importante recordar y hacer entender que todas las personas somos iguales, que todas tenemos derechos y deberes, así como el poder de movilizarnos por un mundo más justo. Ese deber y ese poder de actuación han de trabajarse desde edades tempranas, ¡en nuestras familias, grupos de amistades, comunidades, pueblos y países! 

¿Cuál es el vínculo de vuestra compañía con el público y cómo les incitáis a luchar contra la discriminación?

En términos generales, nuestro trabajo se basa en la metodología del circo social. Consiste en utilizar el arte circense como medio de diálogo pedagógico desde un planteamiento de educación popular y desde una perspectiva de fomentar la transformación social. Además, los asuntos que abordamos en nuestros espectáculos son explícitamente sociales y políticos. Así, el concepto de “circo social” va más allá del mero desempeño técnico circense, que se integrará dentro de un proyecto social. Nuestro enfoque es una propuesta político-pedagógica encaminada al desarrollo creativo y a reforzar la ciudadanía a partir de las necesidades, las posibilidades y los saberes de pequeños y jóvenes de clases populares.  Hacer pedagogía a partir del circo es apostar por la alegría y por el poder de este arte milenario para reforzar el sentimiento de ciudadanía en cada persona. Desde sus orígenes, el circo se ha fundamentado en la diversidad, la aceptación del otro, la valoración de lo imaginario, pero también en atravesar límites para vivir juntos y crear juntos. Entonces, se toman también en serio las actuaciones y el juego. El circo social sueña con un mundo diferente, tolerante, solidario y que se acepta como es: el mundo de todas las personas, un mundo a cielo abierto, redondo e itinerante.

*Pedagogo brasileño que desarrolló un método de alfabetización, la pedagogía de los oprimidos, concebido como un medio para luchar contra la opresión.