Emmaus International

La comunidad de Treviso, de Emaús Italia, se encargó en gran parte de la instalación y logística del encuentro. Los 450 participantes presentes pudieron vivir la Asamblea Mundial 2016 como un momento único de participación y de cohesión.

Massimo Colla, uno de los responsables de la comunidad Emaús de Treviso, que existe desde 2009, nos lo dice con una gran sonrisa cómplice, “Me gusta que Emaús Internacional, por un tiempo, haya podido hablar y descubrir la comunidad de Treviso y que los compañeros de acá hayan podido sentirse importantes porque ayudaron a Emaús Internacional.”

 MG 4106 bdAl inicio, cuando Massimo anuncia a la comunidad que la próxima Asamblea mundial tendría lugar en Jesolo, y que serían encargados de la parte de logística, los compañeros no se habían percatado de la importancia de la cita, “se dieron cuenta de a poco, al preparar las visitas, los muebles para el escenario de la plenaria, ahí, convirtieron la importancia de la Asamblea en trabajo.” Un sentimiento de compromiso se instaló dentro de la comunidad y favoreció la acogida de cuatro compañeros más para enfrentar las diferentes necesidades de la preparación de la Asamblea.

Uno de los momentos destacados para Emaús Treviso fue la visita de los participantes de la Asamblea. De dos días, casi cien personas se encontraron con los compañeros de Treviso para compartir su cuotidiano y una comida. Fue una experiencia de la más conmovedora, como nos lo indica Massimo, “la idea, más allá de los preparativos y de la preparación de los espacios, era de saber cómo queríamos recibirlos, si las ganas estaban todo iba a ocurrir de lo mejor. Mi idea era de realmente dar a conocer la comunidad y las personas que viven ahí, Emaús Italia no es una gran comunidad, y Treviso tampoco. Sin embargo, saber que participantes del mundo entero iban a venir a visitar nuestra comunidad, era algo increíble, importante, teníamos muchas ganas de recibirles y todo salió bien.”

El otro gran recuerdo para la comunidad de Treviso, y para la Asamblea mundial de Jesolo, será la instalación de la sala plenaria construida por los compañeros e imaginada por un amigo arquitecto de la comunidad. De hecho, las paletas de madera transformadas en sillas y en una mesa dieron a este espacio de palabras mucha simbólica, ya que la idea era de recrear la primera casa que el Abbe Pierre había rehabilitado en Neuilly-Plaisance en 1949. Las mantas en las sillas hacían referencia a las mantas que el Abbé Pierre distribuía a las personas sin hogar en el invierno 1954. Massimo, conmovido, cuenta que finalmente “haciendo las sillas, los compañeros de la comunidad se dedicaron de lleno a esta aventura, se preocupaban de hacerlo bien, se sentían muy orgullosos; de este espíritu de sobriedad, de simplicidad y de participación nacieron la idea de estas sillas.”

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