Emmaus International

Presente en la 1ª edición del Foro de las Alternativas de los más excluidos de Emaús Internacional, Rasmane Zinaba, miembro de la Coordinación nacional de Le Balai Citoyen [La Escoba Ciudadana], nos cuenta la historia y los objetivos actuales de este movimiento social de Burkina Faso, creado en 2013, en un contexto político muy difícil.

Rasmare Zinaba © Emmaüs International

¿Qué le llevó a implicarse en este Movimiento?

Soy hijo de campesino. Fui al colegio, y luego a la universidad. Ya en el instituto me impliqué en el mundo asociativo. Descubrí que, para luchar contra algunas cosas, había que organizarse e intercambiar opiniones con otras personas. Aliarnos en coaliciones nos fortalecería.

Hacer de nuestro número nuestra fuerza para poder ganar luchas, como decimos en Le Balai Citoyen. Me impliqué en las asociaciones estudiantiles y después en los sindicatos de estudiantes en la universidad. Posteriormente me uní a los movimientos altermundialistas en los años 2006-2007, que fueron los primeros movimientos en los que me impliqué más allá de los espacios estudiantiles.

¿Cuál es la principal reivindicación de Le Balai Citoyen?

Nuestra principal reivindicación es la lucha por la dignidad y la justicia.Siempre hemos querido luchar contra la injusticia, la corrupción, la mala gobernanza.Tras el movimiento altermundialista, Le Balai Citoyen se fue poco a poco extendiendo como organización marco en la que jóvenes, mujeres, “cibals”, militantes del movimiento, “ci” de citoyen [ciudadano] y “bal” de balayeur [barrendero], decidieron unir sus iniciativas y su ansia de justicia.

¿Cómo apareció Le Balai Citoyen?

Le Balai Citoyen no es un movimiento compuesto únicamente de estudiantes, sino que agrupa energías plurales. Tanto artistas, como funcionarios, personas del sector informal, mecánicos y fontaneros. Todas las personas que quieren que Burkina Faso cambie. Que quieren que África cambie.Todas estas personas anhelan algo. El anhelo no es el mismo según seas estudiante o miembro del sector informal, según pertenezcas al mundo rural, campesino, obrero o a otro mundo.Todos estos anhelos se agruparon en torno a una misma voluntad de justicia, de dignidad y de libertad que todos aprecian.

Había que preguntarse cómo enarbolar todas esas reivindicaciones y obtener resultados.Había que organizarse en un movimiento que no se construyera de manera compartimentada en torno a un sector de actividad o de una categoría de personas. Ese fue el punto de partida del movimiento Le Balai Citoyen, en 2013.Pretendía ser un movimiento popular. Popular por enarbolar las reivindicaciones de todas esas capas sociales y porque todo el mundo puede encontrar su lugar.

La idea no era encontrar un eslogan, sino más bien una herramienta que agrupara muchas energías. Y encontramos la herramienta doméstica, ¡la escoba!

En Europa, la escoba no tiene tal vez mayor trascendencia, porque utilizan más la aspiradora. En África, cuando dices escoba, todas las casas, todas las aldeas, todas las administraciones cuentan con al menos una. La escoba tiene el significado simbólico de limpiar la inmoralidad. La inmoralidad tanto teórica como práctica, la suciedad, literalmente. Y la suciedad en nuestro país no es solo la basura, sino también la suciedad de la corrupción, la indignidad, la injustica, la impunidad, etc.

Quisimos que el movimiento no fuera únicamente urbano, que se estructurara y ganara terreno entre la población rural. Actualmente es difícil calcular el número de militantes de Le Balai Citoyen porque no tenemos tarjeta de militante como tal. Pero estamos seguros de que la idea del movimiento, su fortaleza, sus conquistas, sus victorias, lo convierten en un verdadero movimiento popular.

¿Cuáles son las conquistas que reivindica Le Balai Citoyen?

La primera victoria que dio tal vez una cierta aura a Le Balai Citoyen fue la insurrección popular en Burkina Faso. En 2013, cuando estaba naciendo el movimiento, el presidente, tras 27 años de poder, decidió modificar el artículo 37 de la Constitución. Se trata del artículo que limita a dos el número de mandatos.

Se iba a vulnerar así una libertad democrática, y lo iba a hacer una dictadura que se estaba perpetuando. El mandato era de cinco años renovable una sola vez. Derribar ese obstáculo permitiría al presidente volver a presentarse a las elecciones de 2015, y después presentarse tres veces seguidas. 15 años, más los 27 que llevaba ya en el poder, ¡un total de 42 años de reinado! Llevaba en el poder desde 1987, tras el golpe de estado contra Thomas Sankara, uno de los amigos con los que hizo la revolución en 1983.

Thomas Sankara abandera en parte esta lucha por la dignidad que el movimiento quiere librar desde 2013. Nosotros nacimos en ese contexto político, y colaboramos con otros movimientos sociales en Burkina Faso y los partidos políticos de la oposición, organizados en la institución CFOP* para oponernos a este proyecto. Hemos estado en la vanguardia, hemos ido a las zonas rurales para movilizar a la gente y para decir que si queríamos la llegada de la democracia en Burkina Faso, si queríamos que las libertades fueran respetadas, teníamos que dar el salto y lograr que hubiera una alternancia política.

Esa fue una de nuestras primeras victorias. El 30 y 31 de octubre de 2014, tras varios meses de movilización, una masa de gente consiguió hacer caer al presidente Compaoré.Eso fue lo que dio visibilidad a Le Balai Citoyen a escala internacional. Es una experiencia que intentamos compartir con otros movimientos como “La Lucha”, “Y’en a marre” [estamos hartos], “GnaGna” en Chad o Noubouéké en Togo.

En un contexto en el que hay un poder fuerte, ¿cómo han conseguido movilizar a tanta gente, a pesar del miedo?

Hubo que ir arrancando. ¡Al principio no éramos 15.000! Había unas diez o veinte personas, armadas de coraje, que tenían ganas de compartir sus convicciones con otras personas.

El segundo elemento importante que cabe destacar es que “Le Balai Citoyen” no nació de las bases tradicionales. Las bases tradicionales son las sindicales, con un método, una dirección, una lentitud, una tarjeta y todo lo demás. Yo no diría que “Le Balai Citoyen” sea anarquista, pero nos preocupamos mucho por la jerarquización. Todo el mundo tenía su función y su responsabilidad. Era un movimiento horizontal.

El tercer elemento que hay que recordar es que Le Balai Citoyen le hablaba a las personas, a través de símbolos muy potentes.En Burkina Faso cuando hablas de Thomas Sankara puedes reunir a mucha gente. Militantes de Le Balai Citoyen ya habían criticado el poder de Compaoré diciendo ciertas cosas que la gente quería oír.

El cuarto elemento importante es el de las formas de movilización, o al menos las formas de organización de Le Balai Citoyen, que no eran las tradicionales.Por ejemplo, íbamos a un mercado o a un espacio público e instalábamos un equipo de sonido y hacíamos pedagogía. Lo que nosotros llamamos pedagogía consiste en elegir una temática, subir a alguien en un vehículo con un micrófono y hablar ante un grupo de unas cien personas. Cuando vas a un mercado y dices a la gente que permitir que se modifique el artículo 37 es como asesinar la democracia burkinesa, es un mensaje que llega a la gente.

Cuando vamos a un centro de salud de atención primaria y social, y se limpia con escoba, la gente se nos une. No solo se limpia el establecimiento público, sino que al acabar la limpieza, decimos al grupo de personas que tenemos en frente: esto es lo que debe hacer el ciudadano, limpiar, pero también velar por que no haya suciedad. Y cuando decimos “que no haya suciedad”, nos referimos a que el centro se gestione adecuadamente, que su comité de gestión rinda cuentas ante la población, y que la atención sea tan auténtica como queramos en un mundo humano. Y lo mismo se puede aplicar a un mercado, por ejemplo.

Tras estas acciones de interés general, cuando convocamos una movilización política, nos damos cuenta de que esas personas han escuchado ese mensaje de limpieza y se nos unen. Porque consideran que Le Balai Citoyen no es solo un movimiento político, sino que es también un movimiento que desempeña una función social.

¿Qué lugar ocupan las mujeres en su movimiento?

Es una pregunta muy importante, porque desde 2013 hemos trabajado para movilizar al máximo de mujeres posible, pero seguimos teniendo muchos límites. Límites debidos a contextos por supuesto, pero sobre todo al hecho de que no hemos adoptado hasta ahora un enfoque dirigido a las mujeres. Nuestro mensaje no es un mensaje dirigido específicamente a las mujeres, o a las personas mayores o a los jóvenes.

Pero la cuestión sigue siendo un gran desafío en el seno de Le Balai Citoyen. Actualmente abordamos la cuestión de género desde un enfoque específico. Ahora queremos responsabilizar a las mujeres para que tomen la palabra en el lugar de los hombres, o junto a ellos. Cada vez hay más mujeres en el movimiento. Recientemente, al norte del país, hemos organizado una reunión de miembros de varias regiones, un campamento “cibal”. De las nueve localidades que debían presentar un informe de actividades, cuatro eligieron a mujeres para hacerlo.

Cuando otras mujeres ven eso, piensan que Le Balai Citoyen tiene en cuenta a las mujeres y les da la palabra. Pero no hay que detenerse ahí. Tienen que ser dueñas de ellas mismas y que poder transmitir el mensaje y permitir que otras mujeres se nos unan. Por cierto, a las mujeres miembro del movimiento las llamamos “cibelles”, y a los hombres “cibals”.

Su presencia en el Foro de las Alternativas ilustra su voluntad de entablar alianzas. ¿Podría hablarnos al respecto?

El difunto presidente Thomas Sankara, que es en parte nuestro líder, decía que no hay lucha victoriosa sin organización. Efectivamente no hay lucha victoriosa sin alianzas. No hay lucha común sin conocer la lucha de los demás.

Estar en el Foro Mundial de las Alternativas con los más excluidos de Emaús Internacional nos permite conocer la lucha de los demás. Las de Emaús en más profundidad, las del MST en Brasil. Conocer la lucha de los camaradas de Bangladesh, de África, y sobre todo saber que tenemos puntos en común a partir de los que podemos entablar contactos y desarrollar iniciativas.

No podemos desarrollar iniciativas sin estrategias reales por país, por continente y a escala internacional. Si gracias a este foro conseguimos construir una estrategia común de movilización, si conseguimos llevar a cabo acciones concertadas, en periodos definidos, nuestra voz pesará mucho más que si actuamos en terrenos ya conquistados por nuestras organizaciones.

Nuestro objetivo debe ser esta forma de organización, esta estrategia global sobre cuestiones concretas. Sabemos que en Brasil no se debaten las mismas cuestiones, ni existen las mismas formas de dependencia, que en África o en Burkina Faso. Sin embargo, compartimos la misma lucha contra la injusticia, contra una imposición, contra la corrupción generalizada, contra la falta de políticas serias para sacar a nuestras madres, nuestros jóvenes, nuestros mayores, de la pobreza.

A partir de ahí podemos desarrollar estrategias para erigirnos en contrapoderes y propiciar que nazcan alternativas, no teóricas sino reales, en nuestros países.

En su opinión, ¿cuál debe ser la piedra angular de todas las luchas de los movimientos sociales? 

El fondo del problema hoy en día no consiste únicamente en denunciar los efectos de las políticas que se aplican. Hay un proverbio africano que dice: “cuando tropiezas con una piedra y te caes, no mires dónde te has caído, sino la piedra con la que has tropezado”.

La lucha no debe consistir en denunciar los efectos de la crisis, sino sus causas. Son políticas que nos perjudican tanto en Europa como en África, donde hace 20, 30 años solo nos hablaban de políticas de ajuste estructural. La austeridad en Europa y estos programas de ajuste estructural tienen todos en común una política liberal que busca recortar todos los servicios de las masas populares y dar un poco más a los que ya son mucho más ricos.

Así es como se mantiene la pobreza. Y a menudo se compensan un poco los efectos de la pobreza mostrando apoyo o solidaridad con los más excluidos. Pero de la misma manera que denunciamos los efectos negativos de las transnacionales, las multinacionales, las instituciones internacionales, creo que en nuestros movimientos deberíamos mostrar una solidaridad activa, en lugar de una solidaridad de fachada, que quiere dar solo arroz.

Hay que enfrentar las causas de la pobreza. Y si enfrentamos las causas de la pobreza, habremos empezado a librar la lucha correcta.

Entrevista realizada en Ginebra el 20 de septiembre de 2018