Emmaus International

En el Foro Mundial de las Alternativas, Roberto Savio, militante argentino sobre el derecho a la información y fundador de los medios de comunicación alternativos en línea Inter Press Service y Othernews, insistió sobre la necesidad de recuperar los valores de justicia social y solidaridad para combatir el sistema económico capitalista y la ideología neoliberal.

 

Roberto Savio © David SInza

La codicia y el miedo como motores

“Desde la caída de Berlín, nuestro mundo ha sido marcado por 30 años de educación en la codicia, en el mercado, en la competencia, en el éxito individual. Un mundo marcado por mecanismos que han quitado al hombre del centro de la sociedad para reemplazarlo por el mercado. Esta sustitución de valores es la que ha llevado a que, durante más de 20 años, nadie criticara la globalización.

En las conferencias internacionales sobre la economía, decir algo en contra de la globalización equivalía a ser trotskista. Sin embargo, a la larga, se ha dejado de mirar sólo la macroeconomía, para mirar la microeconomía y descubrir que todo el crecimiento económico no ha significado desarrollo sino un crecimiento concentrado en muy pocas manos. En 1910, 2000 personas tenían las mismas riquezas que 2 500 millones de personas. Hoy son 60. La riqueza se va concentrando cada vez más y los pobres se vuelven cada vez más pobres.

Actualmente, además del cambio de valores y los más de 20 años de codicia, están llegando los años del miedo. Todos los historiadores están de acuerdo en que la codicia y el miedo son dos factores importantes del cambio de la Historia. Estamos en un momento en el que la codicia y el miedo están formando la sociedad en la que vivimos, marcada por la xenofobia, el nacionalismo, fenómenos como el Brexit o la llegada al poder de Trump, Salvini y Orban, entre otros. En Europa, Steve Bannon, exasesor de Donald Trump, está impulsando una alianza de extrema-derecha formada por nacionalistas y soberanistas…

La última generación ha nacido en este contexto, entonces considera normal lo que está sucediendo. Hoy, la palabra “justicia social” ha desaparecido del debate público. La palabra “solidaridad” ya no se usa. Pero si uno se fija en la constitución de cualquier país, se habla de solidaridad, de derechos humanos, y de todos los elementos que constituyen la cultura, el tejido, la visión y los valores en los que nos hemos educado anteriormente.

Por lo tanto, lo que quiero recalcar es que la lucha que están llevando es una lucha de valores. En estos días, he visto que lo que los anima es entender el valor humano y el valor de la dignidad, que existen hasta en las personas más pobres, algo que va en contra del sistema de valores actual, en contra de lo que la política de hoy usa para tomar votos y acceder al poder, en contra del sistema de consumismo y de supremacía del mercado. Pero no es una batalla solitaria. Se trata de una batalla histórica de la que tienen que estar conscientes. Están encarnando la bandera por la cual miles y miles de personas han muerto. Generaciones enteras han pasado la vida construyendo un movimiento para un mundo más justo y solidario. 

Indignarse y recuperar nuestros valores

Otro elemento muy importante que he percibido en estos días: todos ustedes no han perdido la capacidad de indignarse, lo cual marca una gran diferencia en la sociedad actual.

Creo que nos encontramos en una época de sonambulismo. Tomemos el ejemplo del cambio climático, un problema urgente y que nos concierne a todos, y sin embargo, no se hace nada, la batalla ya está claramente perdida.

En lo que respecta a la pobreza, también es una prioridad, pero ha desaparecido. Desde que el mercado tomó la delantera, la pobreza se considera como un hecho natural, cuando en realidad no lo es, y debemos declararla ilegal haciendo gala de autocrítica en cuanto a las causas de la crisis. Hay que convertir la ilegalización de la pobreza en una batalla, para que los ciudadanos despierten del sonambulismo en el que estamos sumidos.

Creo que el debate entre socialismo y capitalismo que acompañó a toda mi generación ya no tiene vigencia. El capitalismo ha creado un mundo que ya no es viable, y el sistema debe reconocer antes o después que vivimos en un mundo que ya no es gobernable, sostenible ni legítimo.

Desgraciadamente, la izquierda y las batallas que libra para denunciar la globalización neoliberal se está dirigiendo hacia esta nueva derecha. Estuvo la izquierda de la “tercera vía” y su aceptación de gobernar la globalización, y que acabó en un gran fracaso. Y la nueva derecha es una derecha que no es ideológica, sino identitaria, apela al sentimiento, se basa en elementos que no tienen ninguna relación con una verdadera teoría política. Es una derecha que nace de la frustración, de la exclusión, de las víctimas de la globalización liberal y que ha creado nuevas formas de gobierno.

Cuando Trump habla a sus 63 millones de followers en Twitter, se dirige directamente a sus futuros electores, de los cuales el 88% quiere que sea reelegido para un segundo mandato. Son personas que no leen los periódicos, que no escuchan los medios de comunicación, y que dependen de esta relación horizontal con su líder.

El periodo que se anuncia será muy complicado. Hoy día ya no se habla de política, no se habla de ideas, sino de sensaciones, de miedos, como el miedo a la inmigración y la supuesta amenaza que representa. Ya no hay debate ideológico, y por ello creo que nuestra fortaleza debe consistir en mostrar que tenemos valores, valores que forman parte de la Historia, y que debemos, gracias a esos valores, volver a una política de ideas y de contenidos, no de miedos.

Espero que esta intervención mía, la de un señor mayor que cuenta su vida, les sirva para estar conscientes de que son parte de una historia grande y noble. Tienen un gran valor humano personal, pero también histórico"

Genebra, 19 de septiembre 2018