No es que seamos ingenuos: sabemos que estos actos terroristas requieren respuestas al nivel del peligro que representan, igual que sabemos que el papel de las fuerzas del orden y de la justicia es esencial para proteger nuestras libertades. No obstante, esto no debe impedirnos pensar en las respuestas que nuestra sociedad debe aportar a estos actos y en aquellas que ya existen. Cuando se pide al Parlamento que delibere de la noche a la mañana ―bajo la presión de la emoción y la demagogia de los responsables políticos que cultivan el miedo― se está atentando contra la democracia. Tras la prorrogación del estado de emergencia y la ampliación de los poderes de la policía, el presidente de la República ahora anuncia nuevas medidas. Es importante recordar que nada debe hacer que salgamos del estado de derecho en el que vivimos ni privarnos de nuestras libertades. El estado de emergencia no puede convertirse en un estado permamente y su apliación no debería entravar la democracia social, el ejercicio de la ciudadanía ni el debate público. Desde 1986, se han ido multiplicando distintas leyes que dan más poder a las fuerzas del orden, organizando una justicia excepcional y restringiendo nuestras libertades, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo. La adopción de otros dispositivos legislativos, incluso de carácter constitucional, exigen que se plantee la cuestión de su eficiacia y de cómo se atenta contra las libertades de constituyen. Antes de modificar la ley y de otorgar al Estado cada vez más poderes, éste tiene que plantearse por qué no se ha podido evitar un acto de este tipo. La respuesta de las autoridades resulta bélica y no garantiza ni la seguridad ni, por supuesto, el respeto de nuestras libertades. Al querer privar de su nacionalidad a personas francesas de nacimiento se vuelve a difundir el mensaje de una Francia dividida. El silencio del presidente de la República durante la reunión del Parlamento sobre el compromiso indispensable del Estado a la hora de defender la igualdad de derechos, la justicia social y el desarrollo de los servicios públicos y contra toda forma de discriminación y toda manifestación de racismo aumenta dramáticamente el sentimiento de exclusión que vive una parte de nuestro pueblo. De esta forma se impulsa una estigmatización creciente, poniendo en peligro nuestra voluntad de convivencia. Queremos que estos dramáticos acontecimientos sirvan para construir un camino muy distinto al que nos ofrecen. Un camino sin chivos expiatorios y sin que Francia esté en guerra contra sí misma. Un camino hacia la paz y la igualdad, defendiendo una Francia solidaria, abierta, acogedora, libre y fraterna. Por nuestras libertades, por una sociedad en la que la fraternidad tenga todo su lugar, no cedamos al miedo en el que quieren que vivamos quienes hacen que la muerte sea su razón de ser. Invitamos a las mujeres y a los hombres de este país a ser solidarios y a luchar contra toda forma de racismo. Instamos también a la defensa de las libertades, ya que en cualquier circunstancia tienen que prevalecer nuestra libertad de información, de expresión, de manifestación y de reunión. Nuestras organizaciones van a crear espacios de debate en toda Francia y estaremos alerta permanentemente para que se mantengan nuestros derechos y libertades y para que nadie sea víctima de discriminaciones.Primeras organizaciones firmantes: AFD International, Agir pour le changement démocratique en Algérie (Acda), Assemblée citoyenne des originaires de Turquie (Acort), Association des Marocains en France (AMF), Association des travailleurs maghrébins de France (ATMF), Association des Tunisiens en France (ATF), Association des universitaires pour le respect du droit international en Palestine (Aurdip), Association française des juristes démocrates (AFJD), Association France Palestine solidarité (AFPS), Association Grèce France Résistance, Association interculturelle de production, de documentation et de diffusion audiovisuelles (AIDDA), Association pour la reconnaissance des droits et libertés aux femmes musulmanes (ARDLFM), Associations démocratiques des Tunisiens en France (ADTF), Attac, Cadac, Cedetim, Confédération générale du travail (CGT), Conseil national des associations familiales laïques (Cnafal), Collectif national pour les droits des femmes (CNDF), Collectif 3C, Collectif des 39, Collectif des féministes pour l’égalité (CFPE), Comité pour le développement et le patrimoine (CDP), Comité pour le respect des libertés et des droits de l'Homme en Tunisie (CRLDHT), Commission islam et laïcité, Confédération syndicale des familles (CSF), Collectif des musulmans de France (CMF), Coordination des collectifs AC !, Droit au logement (Dal), Droit solidarité, Droits devant !!, Emmaüs France, Emmaüs International, Fédération des Tunisiens citoyens des deux rives (FTCR), Fédération nationale de la Libre pensée, Fédération internationale des Ligues des droits de l’Homme (FIDH), Filles et fils de la République (FFR), Fondation Copernic, Fédération syndicale unitaire (FSU), Genepi, Ipam, La Cimade, La Quadrature du Net, Le Mouvement de la paix, Ligue des droits de l’Homme (LDH), Le Gisti, Les Amoureux au ban public, Les Céméa, Maison des potes, Mamans toutes égales (MTE), Médecins du monde, Mrap, OIP - section française, Organisation de femmes égalité, Planning familial, Réseau éducation sans frontières (RESF), Réseau euromaghrébin culture et citoyenneté (REMCC), Réseau Euromed France (REF), SNPES-PJJ/FSU, Snuclias-FSU, Syndicat des avocats de France (Saf), Syndicat national des journalistes (SNJ), Unef, Union des travailleurs immigrés tunisiens (Utit), Union juive française pour la paix (UJFP), Union nationale lycéenne (UNL), Union syndicale de la psychiatrie (USP), Union syndicale Solidaires