Estos miembros de Emaús Internacional, procedentes de diversos lugares (Benín, Uruguay, Rumanía, Togo, Colombia...), se han reunido en el sur de la India, acogidos por el grupo Emaús Kudumbam, para luchar a favor de la agricultura ecológica, mantener constructivos debates y prestar una ayuda muy concreta.
Durante esos diez intensos días se han alternado los momentos de diálogo con los momentos de trabajo. En la granja ecológica Kolunji, los participantes han trabajado la tierra con sus propias manos, han sembrado, han luchado contra el encenagamiento de los estanques, han plantado árboles en un bosque sagrado y han aprendido a cultivar la Azolla o helecho de agua, un alga con la que se fabrica compost.
En total, los participantes en el campo de trabajo han plantado más de setecientos árboles. Gracias a esta actividad, han podido mantener un interesante intercambio acerca de las prácticas en el sector de la agricultura ecológica y han reflexionado juntos sobre la soberanía alimentaria y el derecho a la tierra.
Uno de los aspectos fundamentales que se han abordado en el campo de trabajo han sido las interacciones entre los grupos Emaús. En este sentido, los participantes han analizado los problemas medioambientales, conscientes de que sus retos y sus impactos son los mismos en todos los países (en la India, en Perú, en Benín...).
La lucha a favor de la justicia medioambiental es un nexo de unión entre los participantes, que a lo largo de estos días han tenido ocasión de intercambiar experiencias sobre técnicas agrícolas y, sobre todo, de inspirarse mutuamente y de motivarse los unos a los otros para seguir defendiendo alternativas sostenibles, tanto en su ámbito particular como en un entorno más global.
Así, los participantes vuelven a sus hogares con nuevas ideas y opciones en mente que les ayudarán a garantizar un futuro para las actividades agroecológicas que realizan en su día a día.
Además, los participantes se han sumado a las luchas que, a nivel local, libran los grupos Emaús de la India. Para ello, se han integrado plenamente en sus acciones cotidianas: han conocido a agricultores que promueven el cultivo ecológico, cooperativas de mujeres que trabajan para la preservación de las semillas tradicionales y universitarios y activistas que trabajan a favor de la justicia social y medioambiental.
Otro momento destacado de este campo de trabajo ha sido la participación en una manifestación contra las minas y las canteras ilegales, para denunciar, entre todos, los efectos de la explotación salvaje del subsuelo sobre la población.
En vista de los resultados tan positivos de este campo de trabajo en Asia, Emaús Internacional prevé organizar otros similares en diversos continentes, en torno a luchas que unan a los grupos Emaús, para fomentar los intercambios y el compromiso común.
Para más información:
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