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Ateliers du bocage (Francia)
La cooperativa Ateliers du Bocage es una empresa de inserción laboral con experiencia avalada por numerosos colaboradores en la clasificación y reutilización de objetos, desde hace más de 25 años. Las herramientas digitales son indispensables en época de confinamiento: trabajar a distancia, garantizar la continuidad pedagógica, mantener el contacto con sus amigos y familiares, realizar trámites administrativos, etc. ¿Y qué decir de los más desfavorecidos? «Esta crisis sanitaria, a través del confinamiento que nos ha impuesto, ha revelado una exclusión digital masiva que sigue aislando a los públicos desfavorecidos y a los más frágiles. Hay niños que no tienen acceso a su derecho fundamental a la educación, personas mayores que están aisladas, incapaces de comunicar y de mantener el contacto con sus familiares. Más de un tercio de los hogares con nivel bajo de ingresos no tienen acceso al material informático necesario», leemos en la página Facebook de la cooperativa. Para compensar las desigualdades de la fractura digital, el grupo Ateliers du Bocage acude en ayuda de las personas en situación de gran exclusión digital. Durante el confinamiento han entregado a asociaciones locales teléfonos, ordenadores portátiles y unidades centrales con pantallas, y lo siguen haciendo.
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Emaús Pahou (Benin)
Desde la llegada del coronavirus en Benín, la vida de la población se ha visto trastornada. A finales de marzo se decretó un cordón sanitario que agrupaba 15 grandes ciudades, para imponer un confinamiento parcial. «Todos los grupos del país están dentro del cordón sanitario, lo cual conllevó el cese de prácticamente todas nuestras actividades desde el 1 de abril», explica Patrick Atohoun, responsable de Emaús Pahou. «En nuestro grupo hemos difundido las medidas de protección recomendadas por el gobierno, hemos instalado un dispositivo de lavado de manos y hemos ofrecido mascarillas fabricadas a mano al personal de la sede. Hemos suspendido todas las actividades que requerían reunirse con los usuarios», nos cuenta. «Diecisiete compañeros y compañeras están confinados en la comunidad. Esta situación inédita ha generado una movilización generalizada. Tenemos que trabajar más para incrementar nuestros ingresos», añade. «Las esperanzas de los compañeros aún no se han visto colmadas, porque las restricciones derivadas de la crisis no nos permiten vender la producción: los mercados son menos concurridos y los clientes de países fronterizos ya no vienen a buscar nuestros productos hortícolas», advierte.
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AEP (Líbano)
El público beneficiario de AEP es de los más pobres y vulnerables de la sociedad. Debido a sus condiciones de vida y de trabajo, sus familias corren un mayor riesgo de contraer la Covid-19 que los demás. «También son de los más vulnerables económicamente, pues tienen muy pocos ahorros o ninguno para poder superar la situación actual de gran dificultad económica en el Líbano», nos cuenta Camille Chedid, Presidente de la AEP. «Tras la decisión gubernamental de tomar medidas estrictas de salud pública para frenar la pandemia de Covid-19 y permitir que el sistema sanitario gestione la situación, AEP suspendió su actividad y sus operaciones de concesión de nuevos préstamos, visitas al terreno y asistencia técnica. Por consiguiente, todo el trabajo se empezó a realizar en línea y desde casa», nos explica. «El 27 de abril de 2020, AEP empezó a retomar gradualmente su actividad; las principales actividades que hemos realizado son: brindar apoyo a los prestatarios mediante llamadas telefónicas periódicas y asistencia técnica, así como la implementación de un análisis detallado para cada beneficiario, para personalizar y aplicar medidas de respaldo (facilitar las condiciones de deuda que los prestatarios no pueden pagar cuando las economías se congelan; suspender las devoluciones, reestructurar los préstamos en curso, aplicar reducciones en las tarifas de manutención de expediente, modificar los términos de devolución para reducir los plazos mensuales, etc.)».
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Emaús Igualdade (Brasil)
En Brasil, la epidemia de coronavirus sigue avanzando en el país, mientras que el presidente Jair Bolsonaro mantiene su postura de hostilidad al confinamiento. «Nuestro presidente, a diferencia del mundo científico, la OMS, los gobernadores y los alcaldes de Brasil, tiene un discurso contra el aislamiento social, declarando que eso acabaría con la economía del país y que no se le puede responsabilizar de ello. También camina por las calles sin ninguna precaución, alentando las manifestaciones y las reuniones populares», alerta Tania Schubert de la comunidad Igualdade. A pesar de esta crisis sanitaria, la comunidad Emaús Igualdade ha conseguido mantener sus colaboraciones con supermercados, permitiendo satisfacer las necesidades de sus compañeras y compañeros. «Aunque ya no podemos acoger a nadie en la comunidad, ofrecemos alimentos a las personas que llaman a nuestra puerta. Igualmente, formamos parte de un grupo que se ha creado en nuestra ciudad, llamado ‘Fortaleciendo lazos’, que ofrece almuerzos a personas sin hogar», añade. La comunidad también da apoyo a centros de acogida, ofreciéndoles muebles, colchones y otros materiales que tienen a disposición. «Esperamos poder retomar nuestras actividades de forma intensa en cuanto acabe esta etapa de pandemia», concluye Tania.
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