Emmaus International

Anzoumane Sissoko, migrante de origen maliense, milita para que se tenga en cuenta a los indocumentados en las decisiones que les afectan. Es portavoz del Colectivo de Sin Papeles de París (Francia) y miembro de la Coalición Internacional de los Sin Papeles. 

Cuéntanos la historia de tu vida.

Nací en el seno de una familia de siete hermanos. Después de multitud de sequías en Mali, decidimos que uno de nosotros se trasladaría a Francia para ayudar a toda la familia. Llegué hace veintidós años, en pleno debate social sobre la migración. Durante trece años y medio no tuve papeles y sufrí arrestos, detenciones administrativas, cárcel, intentos de expulsión... Más adelante, me impliqué en el Colectivo de Sin Papeles y en 2004 me convertí en su portavoz.

¿Qué derechos defiendes para los migrantes?

Defiendo, ante todo, la libertad de circulación y de residencia, que evitaría las muertes y la trata de personas, al tiempo que permitiría que las fuerzas del orden se centraran en los verdaderos problemas. Pero lucho sobre todo para que se escuche a los migrantes, para que ellos mismos participen en los debates que les afectan. Hoy en día son las asociaciones, los partidos políticos, los sindicatos o las ONG quienes hablan de estas cuestiones, pero no se consulta a los migrantes. Con nuestro Colectivo, estamos presionando a las autoridades para que concedan visados a los migrantes que les permitan participar en foros internacionales de debate, sobre todo en sus propios países, y mostrar en ellos la realidad de la inmigración.

¿Por qué hay que escuchar a los migrantes?

En los tribunales, la palabra de los migrantes tiene más peso que el alegato del abogado por separado. Sin embargo, cuando se trata de adoptar decisiones importantes sobre ellos, nadie les escucha directamente. Sus reivindicaciones llegan a través de intermediarios y eso da lugar a incomprensión, instrumentalización o conflictos. Los migrantes son quienes mejor pueden dar testimonio de su día a día.

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