Michel Frédérico es compañero-librero de la comunidad Emaús Pamiers, en el sur de Francia. El 22 de enero de 2017 llegó a París tras una marcha de 900 km por Francia en defensa del Artículo 13.
¿Cómo nació este proyecto?
Junto con Emaús Francia, pensábamos organizar un gran evento para comenzar el año de conme-moración de los 10 años de la muerte del Abbé Pierre. Siempre me ha gustado caminar, así que la idea surgió de forma natural. Salí de Toulouse (Francia) el 27 de diciembre de 2016 y caminé entre 25 y 40 km al día, hasta París, para recordar la existencia del Artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Ciudadanía, que garantiza "el derecho de toda persona a circular li-bremente y elegir su lugar de residencia en el territorio de un Estado" y "el derecho a salir de cual-quier país, incluso el propio, y a regresar a su país".
¿De dónde te viene este compromiso?
Mi familia, que vive en Argelia, fue repatriada en Francia durante la Independencia, cuando yo tenía 5 años. Sé lo que es no poder circular en un país en guerra. He vivido en Creta, en la India, en Afga-nistán... Creo que debería ser obligatorio para cualquier joven hacer un viaje de uno o dos años, para darse cuenta de que en otras partes es simplemente "diferente". Todos vivimos en el mismo mundo y en la misma tierra. Para mí, hablar de fronteras, patria o país es completamente aberrante.
¿Te ha dado fuerza esta marcha?
Durante la marcha tuve la oportunidad de conversar con las comunidades de Amigos Emaús que me acogieron, pero también hablé mucho con gente en el camino, personas muy receptivas a esta lu-cha. Todo eso me dio ganas de seguir y, por qué no, de unir todas las capitales europeas en 2017, aunque quizás esta vez no a pie. También me impliqué en la comisión de Incidencia de Emaús Fran-cia. Creo que la gente es intrínsecamente buena y comprensiva. No he visto a esa Francia que se repliega sobre sí misma, de la que tanto quieren convencernos los medios de comunicación y los políticos.
