Emmaus International

El pasado mes de enero, una delegación de Emaús Internacional visitó Emaús Thanapara Swallows, en Bangladesh, principalmente para comprobar cómo habían avanzado los proyectos en materia de salud que la asociación ha puesto en marcha en esta región aislada, cuya población no tiene acceso a los derechos fundamentales. A través de sus múltiples acciones y de su fuerte arraigo en el pueblo, Emaús Thanapara hace todo lo posible para responder a estas necesidades básicas.

Thanapara Swallows Development Society nació en los años setenta tras las masacres que perpetró el ejército pakistaní en la región. Hoy en día cuenta con unos setenta empleados, educadores, maestros, coordinadores, administrativos... La artesanía destinada al comercio justo es la principal actividad económica de la asociación, pero no la única: también se trabaja en la educación (escuelas formales e informales), la sensibilización acerca de la importancia de aplicar técnicas agrícolas que respeten la tierra, la prevención de la violencia de género, el ecoturismo, los microcréditos y el acceso a la salud (que se aborda sobre todo en el marco de los ejes políticos de Emaús Internacional).

El grupo gestiona desde hace cinco años, como programa piloto de Emaús Internacional en la región de Asia, una mutua de salud que cuenta en la actualidad con unos 450 afiliados, fundamentalmente productores (empleados de los talleres, equipo de la asociación, alumnos de la escuela...). En Bangladesh, el sistema público de salud, aún en fase embrionaria, presenta importantes dificultades para llegar a las zonas rurales. Los habitantes de la región de Thanapara apenas tienen acceso a la asistencia sanitaria y al seguimiento médico: de hecho, aunque consiguieran recorrer la distancia que los separa de los centros especializados, no dispondrían de los recursos suficientes para pagar los servicios privados de salud. A todo ello se une la ausencia de prevención y sensibilización.

1601 Shelim pharmacienCada afiliado abona una cuota mínima a la mutua: 10 takas al mes, lo que equivale al 0,2% del salario medio en Bangladesh. Una vez dada de alta, cualquier persona puede acceder al dispensario en el que trabaja Shelim, farmacéutico (foto), que distribuye los medicamentos —con una reducción de precio del 70% para los beneficiarios—, realiza pruebas generales (de diabetes, tensión...) y, en caso de necesidad, orienta a los pacientes. Si se tiene en cuenta que el hospital público más cercano se encuentra a más de una o dos horas en coche, resulta sencillo imaginar lo esencial que es este centro, que abre seis días a la semana y al que acuden diariamente entre quince y veinte personas. Además, en los casos más graves se puede cubrir el ingreso en el hospital, así como una parte de los costes de las medicinas.

En paralelo, se llevan a cabo acciones de prevención: grupos de apoyo en los que los participantes pueden dialogar acerca de sus problemas o campos de salud organizados periódicamente, en los que un especialista (un oftalmólogo, un ginecólogo, etc.) ofrece a los afiliados consultas gratuitas durante un día. En cada uno de estos campos se brinda a unas cuarenta personas una atención específica.

Si bien hoy en día la mutua aún está lejos de ser autosuficiente en lo económico (apenas cubre un 25% de sus gastos), hay que destacar el grado de implicación de sus afiliados. A pesar de que, debido a la crisis económica internacional, Thanapara haya perdido importantes clientes y los ingresos de los empleados de la unidad de producción se hayan recortado, los afiliados han decidido entregar a la mutua el salario de una jornada laboral al año para contar con un servicio sanitario adicional: un compromiso económico enorme en esta región asolada por la miseria. La implicación de los afiliados es satisfactoria: entre ellos se elige a nueve representantes, de los que más de la mitad son mujeres. Todos ellos trabajan en un ambiente de confianza para mantener este sistema de solidaridad, vital para la comunidad local.

1601 Shelim pharmacien et Raihan Ali