Emmaus International

El artista urbano Jinks acaba de concluir un proyecto pictórico en África occidental que lo ha llevado a recorrer varios países, en los que ha dejado frescos con retratos de mujeres y hombres que trabajan por su comunidad. Su gira ha finalizado en dos asociaciones Emaús de Benín. Ahora nos habla de su proyecto.

 

Entrevista realizada el 3 de noviembre de 2016

¿En qué consiste tu proyecto Djiguene & Goor?
Esta iniciativa es una especie de «gira pictórica» por África occidental, que me ha permitido visitar Senegal (San Luis y Tambacunda), Mali (Bamako), Burkina Faso (Uagadugu), Costa de Marfil (Abiyán) y Benín (Cotonú y Pahou). En wólof, Djiguene & Goor significa «mujer y hombre». En cada ciudad, he realizado un fresco en honor de las mujeres y los hombres del país, empleando plantillas multicapa para estarcir. Y, siempre que ha sido posible, he trabajado en colaboración con artistas locales, como El Marto, Manoos, Art K'Ange, Zifu....

¿Cómo se te ocurrió este proyecto? 
Siempre me ha gustado crear homenajes y hacía ya mucho tiempo que tenía en mente este proyecto para África occidental. En realidad, llevaba ya casi dos años estableciendo contactos en la zona para otra iniciativa. Además, hace un año estaba en Nepal realizando un proyecto similar, organizado por el colectivo ArtLab, de Katmandú, para el que elaboré una plantilla para estarcir de 430 x 250 cm sobre un andamio de bambú a 15 metros de altura, en la pequeña localidad de Beni. Cuando, a finales de diciembre, volví a Francia, me dije que había llegado el momento de lanzar este proyecto en África occidental.

¿Quiénes son las mujeres y los hombres a los que retratas?
El objetivo del proyecto Djiguene & Goor es rendir «mujeraje» y «hom(br)enaje» a todas aquellas personas que dedican su tiempo a trabajar por los demás o al servicio de la ecología. Las mujeres a las que he representado suelen ocuparse de los niños de la calle, de los huérfanos, de las personas con discapacidad... Los hombres, en cambio, están más comprometidos con la agricultura ecológica, el suministro de alimentos bío, la limpieza de los barrios populares, las campañas de concienciación sobre determinados problemas sanitarios...

¿Qué mensaje quieres transmitir a través de este proyecto y, en general, a través de tus obras?
Sencillamente, me gustaría mostrar a los ciudadanos que existen personas comprometidas con el bienestar de toda la comunidad. Quiero llamar la atención sobre ellas para que se sepa que están haciendo un bien al país. En Abiyán, Djo Drigbé, fundador de una ONG de acción y sensibilización en torno a los problemas medioambientales de Costa de Marfil, me confesó que verse inmortalizado de esta forma le empuja a luchar aún más. Lógicamente, cuando los transeúntes me ven realizar retratos con plantillas para estarcir, se sienten sorprendidos y se paran. Eso me permite hablar de estos héroes, la mayoría de las veces desconocidos.
A través de mis obras quiero transmitir multitud de mensajes. Sobre todo, quiero concienciar a la gente para que se aleje de la intolerancia y deje de meterlo todo en el mismo saco. Pero de cuando en cuando también quiero provocar una sonrisa. [Ríe]

En tu opinión, ¿qué papel puede y debe desempeñar el arte a la hora de despertar conciencias?
En Francia tenemos la suerte de poder expresarnos «casi» con libertad, especialmente en el caso de los artistas. ¡Por eso creo que debemos aprovechar este poder para decir lo que pensamos! ¿Acaso no es ese el objetivo del arte urbano desde hace ya más de cuarenta años?

¿Qué has aprendido de tu paso por las asociaciones Emaús de Benín, donde has retratado a Patrick Atohoun y a Véronique Gnanih?
Para mí es un placer comprobar que una estructura como Emaús consigue ayudar a la gente de allí. ¡Estoy verdaderamente impresionado por la lucha sin cuartel que llevan a cabo en Benín Patrick y Véronique! No es fácil concienciar a la gente de que debe cambiar su estilo de vida. Hay que recordar que los colonizadores trataron de modificar los hábitos de la población autóctona, lo que acabó provocando la desaparición de ciertas costumbres y tradiciones... El acceso al agua potable y al saneamiento es uno de los grandes proyectos que Emaús hace realidad en Benín, lo cual ha exigido de Patrick una larguísima lucha. Véronique, por su parte, trabaja sin cesar para sacar a los jóvenes de la miseria.
Todo ello no hace sino confirmar la idea que ya tenía acerca de Emaús como una asociación tolerante y auténtica ¡desde 1954! ¡Creo que no hay nada más que añadir! [Ríe]

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¿Qué aspectos de las causas de Emaús compartes como ciudadano?
Todo ciudadano debe ayudar al prójimo y ser tolerante. Estos son precisamente los valores que encuentro en Emaús y que me conmueven de una forma particular. No soy un artista que desee enriquecerse a costa del arte. No le doy valor al dinero. ¡Simplemente no me interesa!
Lo único que quiero es poder financiar los proyectos que llevo a cabo, de manera desinteresada, por todo el mundo. Compartir con los demás ciertos momentos en el taller o ante una pared es para mí más enriquecedor que recibir un salario. Y creo que también Emaús le da una gran importancia al acto de compartir.

¿Qué esperas que pase con estas obras después de tu partida?
Me gustaría que las obras permanecieran por lo menos un año, pero no hay que olvidar que se trata de arte urbano, así que, si desaparecen, eso formará parte del juego. Todas se han pintado en la vía pública (salvo en Bamako, donde se encuentran en el Instituto Francés), lo que significa que, de todas formas, su vida será limitada.

¿Tienes previsto dar más recorrido a este proyecto a través de una exposición? 
En marzo y abril del año que viene, la sala Galerie 18 de Nantes (Francia) acogerá la exposición que cierra el proyecto, pero no puedo dar más detalles al respecto, porque me gustaría que fuese una sorpresa para los visitantes. En cualquier caso, ¡preparaos! [Ríe]

 

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