Emmaus International

Jean-Marie Viennet es sacerdote y amigo de Emaús Montbéliard al conocer por casualidad al Abbé Pierre en 1981. Enseguida, nace una gran historia de amistad entre ambos. Jean-Marie es el confidente del Abbé Pierre hasta su muerte.

¿Cómo y cuándo conoció y se hizo amigo del Abbé Pierre?

En 1981 se creó una comunidad Emaús en Montbéliard. Al ser yo en esa época sacerdote de la zona, fui a presentarme. Poco después, tenía que ir a París y me pidieron que llevara un sobre a Charenton, a un complejo de alquiler limitado. Toqué el timbre y me abrió la puerta el Abbé Pierre, que vivía ahí. Yo me quedé perplejo, pensaba que estaba muerto. Enseguida me invitó a entrar en su apartamento, en el décimo piso, desde el cual se veía bien París. Y me dijo: “Mira, este es el mundo que hay que amar”. A partir de ese momento, hasta que murió en 2007, nos volvimos inseparables. Compartimos un vínculo personal muy fuerte, además de todas las reuniones y encuentros en los que participamos juntos en el ámbito de Emaús. Ambos éramos sacerdotes y tuvimos intercambios espirituales, pero sobre todo humanos.

Usted conoció al Abbé Pierre, ¿de qué manera le inspiró él? ¿Alimentaron los intercambios que tuvo con él su compromiso?

El Abbé Pierre tuvo como prioridad absoluta durante toda su vida a los más débiles y a los que más sufren. Le venía de un viaje que había hecho a Asís, a Italia, a la edad de 15 años, donde tuvo una ardiente revelación “Soy el Dios que siempre estará aquí. He visto la miseria de mi pueblo. Les liberará”. Para él, cada persona era única, cada persona tenía su dignidad, fuera cual fuera su camino e historia, y al mismo tiempo, él cobraba una dimensión universal.
Cuando viajaba con él, independientemente del destino, observaba desde que veía a alguien sufrir, se paraba a hablar con esa persona. Servir al que sufre le venía de forma natural y lo consideraba algo fundamental. Pero siempre decía “Yo no creé Emaús, lo crearon los compañeros”, porque ellos le habían dado la idea del trabajo de trapero, por ejemplo.
Pasar tanto tiempo con alguien tan respetuoso con una fe extraordinaria en Dios y en el Hombre, es algo que te marca por fuerza. Para mí, conocerlo cambió de color el tiempo y los rostros. Hace ya 26 años que navego por los mercados de la región con mi camioneta sin nada que vender, simplemente para hablar con la gente. Siguiendo a mi manera los pasos del Abbé Pierre.

ap viennet jm EI alfortville 1994 20000501603

¿Por qué eligió el Abbé Pierre Emaús Internacional como heredero universal? ¿Tuvo esa elección una dimensión política?

La visión del Abbé Pierre era tan universal que su heredero no podía ser otro que Emaús Internacional. Y la explicación de esto yace en el origen de su vida. Siempre le interesó el mundo, para él, era algo natural. Se sentía ciudadano del mundo. Así que sí, esa elección tenía una dimensión política, no en el sentido de partidos políticos, sino en el sentido de un bien común, una visión universal del mundo.

¿Cuál era el secreto de su compromiso?

Para el Abbé Pierre, el ser humano era sagrado. Recibía con la misma delicadeza, con el mismo respecto, a hombres y mujeres rotos por la vida y a personalidades. Creía que en cada persona había “virutas de oro” que había que descubrir. Esta forma de caridad, de amor, era su combustible para luchar por la justicia.
En Asís le llegó esa revelación. Se dejaba habitar por lo que decían los demás, y tenía esa voluntad urgente de luchar por la justicia, la dignidad y el acceso a los derechos de todos. Siempre se comprometía porque se había visto tocado por una dificultad, una situación de injusticia. Entró en la Resistencia acogiendo a dos padres de familia judíos. Hizo un llamamiento en la radio después de que un bebé y luego una mujer murieran de frío.

¿En qué sentido era un visionario el Abbé Pierre?

El Abbé Pierre era, y sigue siendo, un visionario. Ponía al ser humano en el corazón de todas las grandes cuestiones y no paraba de decir en todos los continentes que La Tierra era de los seres humanos. Tuvo esta visión universal y esta convicción muy prematuramente.

En su opinión, ¿cuáles son los retos principales con respecto a la memoria del Abbé Pierre que afronta Emaús Internacional para los próximos años?

El Abbé Pierre decía: “Puede pasar cualquier cosa. Si una persona que está bien y otra que está mal se encuentran y aúnan fuerzas, esta despega”. Creo que después del Abbé Pierre, el papel de Emaús es estar disponible para las grandes miserias del mundo, el Movimiento ha de seguir estando compuesto de personas abiertas al sufrimiento. Los presidentes de Emaús Internacional han procedido de Suiza, Holanda, Italia, Francia, y ahora de Benín. Es un bonito homenaje a la visión del Abbé Pierre. Él no quería que nos lamentáramos, sino que actuáramos contra las causas. El Abbé Pierre confiaba en la presencia de las personas para continuar.