Emmaus International

Fundadora del Comité de Amigos de Emaús Rambervillers, Frédérique Weixler está implicada en el Movimiento desde 1984, impulsada por el Manifiesto Universal. Era tesorera de Emaús Internacional en 2007, cuando murió el Abbé Pierre.

¿Cómo y desde cuándo participas en el Movimiento Emaús?

En 1984 tenía 26 años y con un grupo de amigos queríamos participar en un Movimiento y ser útiles tanto en nuestra pequeña ciudad, Rambervillers, que estaba atravesando grandes dificultades económicas, como a nivel nacional e internacional.
Descubrir el Manifiesto fue una revelación para mí, sobre todo cuando evoca “el encuentro entre personas que han tomado conciencia de su situación privilegiada y sus responsabilidades sociales ante la injusticia, y personas que ya no tenían razones para vivir, y tanto unos como otros deciden unir su voluntad y sus actos para ayudarse mutuamente y auxiliar a los que sufren”.

Siguiendo el sentido del Manifiesto, decidimos crear un Comité de Amigos de Emaús en Rambervillers. Contactamos con una asociación que había intentado, sin éxito, iniciar una actividad Emaús en otro lugar del departamento de Vosgos, lo cual nos permitió abrir la asociación en 1985. Iniciamos la actividad siendo apenas un puñado de voluntarios, ya que no parecía posible crear una comunidad en Rambervillers. Nosotros mismos nos encargábamos de las recogidas por la noche, al salir del trabajo. Poco a poco, la acción empezó a tomar forma con contratos subvencionados, después con un campo de inserción, y ahora con un radio de acción por todo el departamento de Vosgos y con presencia en varios lugares. Gracias a la ayuda del Movimiento pudimos adquirir locales de un antiguo supermercado en 1990.

Enseguida quise unirme al Consejo de Administración de Amigos de Emaús, después de Emaús Francia y Emaús Internacional. Cuando fui elegida Presidenta del Comité en 1989, mi primera decisión, de la que sigo estando muy orgullosa, fue la afiliación a Emaús Internacional. Porque me parece que luchar contra las causas de la pobreza implica necesariamente trabajar con una perspectiva amplia y aceptar que lo internacional sea el núcleo de acción del Movimiento, con sus puntos fuertes y sus debilidades.

Como delegada, trabajaste con el Abbé Pierre. ¿De qué manera te inspiró?

Frdrique Weixler ABPCuando conocí al Abbé Pierre, para mí era un señor mayor muy respetable. Fue al conocerle mejor, al tener que viajar con él como delegada, cuando me di cuenta del enorme privilegio de esta cercanía, especialmente en los últimos años de su vida.
Me impactó mucho su compromiso total, su libertad de reflexión, acompañada de un enorme respecto por cada persona. Recuerdo con claridad los momentos de conversación, su capacidad de cuestionarse a sí mismo, su rabia sana, su humor… De forma retrospectiva, su compromiso político en un sentido amplio y su humanismo me parecen esenciales en su acción.
También me impresionó en los últimos años de su vida su voluntad de dejarnos espacio a nosotros, que teníamos el mandato de estar presentes solamente como apoyo.

¿Por qué el Abbé Pierre eligió a Emaús Internacional como legatario universal? 

Toda la historia del Abbé Pierre y del Movimiento es internacional. A partir de 1956, el Abbé Pierre se va a difundir sus ideas por el mundo y se crean grupos en todos los continentes. En 1963, mientras está  de visita por América Latina, su barco se hunde y se le da por muerto. En ese momento él toma conciencia de que su posible desaparición podría significar el fin de su iniciativa y decide convocar a todos los Grupos Emaús en una Asamblea Mundial. En 1969, 70 grupos procedentes de 20 naciones adoptan el Manifiesto Universal del Movimiento Emaús, durante la Asamblea Mundial de Berna (Suiza). Se crea una Secretaría Internacional para cohesionar el Movimiento Emaús. En 1971 se adoptan los estatutos de la asociación Emaús Internacional, “para continuar la acción iniciada en 1949”. Hasta el final de su vida, el Abbé Pierre vivió en Alfortville en los locales de Emaús Internacional y las últimas reuniones a las que participó fueron las de Emaús Internacional.
Aunque conocía bien las distintas opciones posibles, su testamento fue muy claro en el nombramiento de Emaús Internacional como “legatario universal”. Es la fórmula jurídica que otorga más derechos y obligaciones. La palabra “universal” significa sin lugar a duda que este legado comprende la totalidad de sus bienes de naturaleza espiritual, material y memorial.

¿Cuáles son, en su opinión, los principales desafíos relacionados con la memoria del Abbé Pierre para Emaús Internacional en los próximos años?

Como legatario universal, Emaús Internacional es el heredero de la memoria viva de la labor del Abbé Pierre. Su responsabilidad es estar a la altura de este legado y asumir esta misión de forma colectiva. No se trata de mantener una hagiografía, sino más bien el impulso provocador, potente y fraterno del Abbé Pierre. Afortunadamente, como él mismo lo escribió: “No hay que esperar a ser perfectos para empezar algo bueno”.