Emmaus International

La reapropiación del Manifiesto Universal, texto fundador del movimiento, estará en el centro de la conmemoración de su lanzamiento por el Abbé Pierre hace cincuenta años en la capital helvética. “Los amigos suizos nos despertaron, como si hubiéramos estado dormidos”, reconoce Patrick Atohoun, presidente de Emaús Internacional.

"Para este año 2019, estábamos todos pensando en el aniversario de la creación de Emaús, en 1949, pero no en el de la publicación del Manifiesto Universal en Berna, en 1969…”. Más que lamentar algún aletargamiento, estas palabras revelan una catarsis. “Ya no tenemos al líder carismático que era el Abbé Pierre, quien aseguraba la unidad del movimiento en su propia persona. Hoy, nos corresponde a nosotros aunarnos para federarlo como lo hacía él. Y, entonces, lo más indispensable será volver al Manifiesto, el texto fundamental del movimiento, que está colgado en la pared de todas las comunidades Emaús del mundo. Ese texto está impregnado de los valores que tenemos en común, que constituyen nuestra identidad y nos diferencia de otros actores y de las ONG en particular”, resalta Patrick Atohoun, presidente de Emaús Internacional, legatario universal del Abbé Pierre. “Somos legatarios universales del Manifiesto”.

Se ha invitado a todas las compañeras y los compañeros, amigos y responsables del movimiento, a releer en esa fecha señalada, el 24 de mayo de 2019, el texto publicado hace cincuenta años, para volver a los mensajes clave. La solidaridad, el servicio a quienes más sufren, la autonomía basada sobre un trabajo digno que libera al ser humano, el reconocimiento de los derechos de los excluidos, la constitución de grupos Emaús “como lugares de paz”.

Emmanuelle Larcher, que lleva más de treinta años al servicio de la secretaría internacional del movimiento y trabaja desde hace tres años con la misión de preservación de la memoria del movimiento, confiesa que también ella esperó “hasta ahora para meterme en los archivos. Y veo que el Manifiesto ha conservado totalmente su pertinencia, habida cuenta de los desafíos del mundo actual, aunque el contexto haya cambiado”.

Cuando empezó, el movimiento se componía de comunidades de “excluidos” (hoy diríamos “los sintecho”, indica Patrick Atohoun). “En 2019, el Manifiesto nos convoca a trabajar con las personas más vulnerables, en toda la diversidad de su condición (en paro, emigrantes, víctimas de violaciones, etc.)”. En un mundo dominado por la economía liberal, también es necesario determinar cuáles son las actividades que les ayudarán a salir adelante. Hay problemas económicos: “Acabo de volver de Bangladesh, donde los grupos de Emaús tienen muchas dificultades para existir a causa de los impuestos que se aplican a sus actividades. ¡Son asociaciones y países del Sur!”
El Manifiesto llamaba a luchar contra las causas de la miseria. “Hoy, esa misión consiste, para nosotros, no solo en actuar, sino en denunciar esas situaciones y nombrar las responsabilidades”, afirma, recordando que, desde su Asamblea Mundial de 2016 en Jesolo (Italia), el movimiento asume ser actor político y vector de interpelación. “Para ser fermento de cambio social. Porque, cincuenta años después de Berna 1969, si los problemas de aquella época siguen siendo actuales, es porque el sistema neoliberal es más que nunca productor de pobreza.”

Recobrar la unidad y el sentido del compromiso colectivo: “Lo que espero del encuentro en Berna es que ponga de relieve el ADN del movimiento”, resume Patrick Atohoun. Y añade el deseo de transmitir el legado de sus actores históricos. Emmanuelle Larcher fue a buscarlos a Uruguay, Chile, Países Bajos, Bélgica, etc. “Llamé a todas partes, hablé con personas de las que no oíamos hablar desde hace años. Pero hasta quienes van ahora por otro camino expresan un apego intacto por Emaús y el Abbé Pierre. Me doy cuenta de hasta qué punto nuestro movimiento es depositario de una fuerza considerable, del que quizás no sea consciente…”

Patrick Piro