Emmaus International

Emmanuel Siambo es presidente de Emaús Solidaridad Uagadugú (Emmaüs Solidarité Ouaga) y miembro de Emaús Burkina Faso. Coincidiendo con la celebración del cincuenta aniversario del Manifiesto Universal del movimiento, reflexiona acerca de la importancia que tuvo este texto fundador en el origen de su compromiso, allá por los años noventa.

«Llegué al movimiento Emaús gracias a que en 1990, cuando trabajaba como funcionario en el Ministerio de Agricultura, conocí de forma casual a Franco Bettoli, por aquel entonces presidente de Emaús Internacional. Le habían aconsejado que se dirigiera a mi área para pedirnos ayuda para un proyecto de apoyo a los vecinos de una aldea de Burkina Faso.

No sería hasta un tiempo después cuando descubrí las verdaderas dimensiones del movimiento, la organización de las comunidades Emaús y su funcionamiento, gracias a una serie de visitas organizadas a los grupos de Europa, concretamente de Francia, Italia, Alemania y Bélgica.

Fue entonces también cuando descubrí el Manifiesto Universal del movimiento, sobre todo sus principios de «servir antes que a sí mismo a quien es menos feliz» y «servir primero a quien más sufre». Aquellas palabras me marcaron profundamente: ¿cómo llevarlas a la práctica en un contexto social, económico y político en el que nosotros, privilegiados, aspirábamos sobre todo a acumular más felicidad, antes que a preocuparnos por los demás?

Aquellos principios [del Manifiesto Universal] fueron algunos de los factores que me impulsaron a participar en la lucha contra esa lógica de pensar en uno mismo antes que en los demás. Combatir las causas de la pobreza... Yo ya sabía que esa tarea sería larga, pero lo cierto es que también resulta apasionante.

En Burkina Faso, aquella labor se estaba llevando a cabo en un contexto de elevado coste de la vida y de adopción y aplicación de los programas de ajuste estructural que imponían el FMI y el Banco Mundial como solución para el desarrollo, y cuyas consecuencias fueron numerosas: pérdida de empleo por despido, reducción de personal, cierre de empresas de servicios públicos... El número de personas que se encontraban en situación de dificultad creció a pasos agigantados, lo que originó una serie de luchas a favor de la dignificación humana y la mejora de las condiciones de vida que contaron con el apoyo de las organizaciones de la sociedad civil.

Para que esas luchas sean realmente eficaces, en el Manifiesto Universal se señala que «todos los demás medios que provoquen el despertar de las conciencias y el desafío deben también emplearse para servir y hacer servir en primer lugar a los que más sufren, compartiendo sus dificultades y sus luchas —privadas y cívicas— hasta la destrucción de las causas de cada miseria». Para mí, el despertar de las conciencias es el factor fundamental para que las iniciativas que debemos poner en marcha tengan éxito.

Descubrir el movimiento Emaús me brindó una nueva posibilidad de luchar junto con las personas que se encontraban en dificultades a favor de una mejora de su situación, en contra de las causas del sufrimiento, y, sobre todo, a favor del acceso a los derechos fundamentales tal y como se estipularon en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Por desgracia, estos asuntos siguen estando de plena actualidad, en vista de lo difícil que es acceder a esos derechos fundamentales en los países de nuestra región, África. Para resolver esta situación, es necesario que establezcamos alianzas y acuerdos con otros socios, con movimientos sociales que libran la misma lucha que el movimiento Emaús.

Por todo ello, creo que el Manifiesto Universal del movimiento Emaús sigue siendo plenamente válido. Lo llevo en mis pensamientos, en mi conciencia, y trato de vivirlo cada día. Convierte a todas las personas, de cualquier tipo y sin ninguna exclusión, en la prioridad de nuestras vidas, de nuestras luchas. Aboga por el respeto y la dignidad de todos los seres y por el trabajo colectivo en aras de la solidaridad.»

20190524 Palais federal Berne Emmanuel Siambo

Photo : ©Patrick Piro