Emmaus International

Juan Melquiades es responsable del grupo Emaús Piura en Perú, Presidente de Emaús América y Vicepresidente de Emaús Internacional. Con ocasión del 50º aniversario del Manifiesto Universal, su intervención se centró en el sentido que tiene el Manifiesto en el desempeño de sus responsabilidades dentro de su grupo y del movimiento.

“Mi visión y mi impresión personal tiene que ver con un elemento histórico de nuestra razón de ser hoy en día una comunidad de vida, trabajo y servicio llamada Águilas Emaús Piura ubicada en América del Sur, en el norte de mi país llamado Perú.

En 1986 nosotros éramos una pequeña acción solidaria familiar que recolectaba cosas entre amigos. Ayudábamos a mejorar viviendas y condiciones de vida de familias pobres y acogíamos en nuestra casa a personas de paso por la ciudad. Éramos una comunidad familiar que servía a los más pobres. No sabíamos de la existencia de Emaús. En 1990 leímos en una revista un artículo de Urracas Emaús de Chile y les escribimos para saber más de Emaús. Y allí nos encontramos con el movimiento y el primer documento que nos entregó Emaús Internacional fue el Manifiesto Universal.

Para nosotros significó desde el primer momento que leímos el Manifiesto una propuesta real y concreta de vivir de otra manera, con otra visión y otra alternativa al sistema consumista, egoísta que reinaba ya en nuestra sociedad piurana, saqueada y empobrecida por los grupos de poder privados y estatales con una clase política alejada de los sectores populares.

Asumir como ley, una vida digna de vivirse en paz y con alegría sirviendo y compartiendo con los más pobres es toda una filosofía de vida revolucionaria y emancipadora. Y es desde esta ley que nos encontramos inmersos en el día a día viviendo y trabajando para que cada hombre, cada compañero, cada voluntario y cada nación puedan vivir y afirmarse en el compartir en igualdad de condiciones. Este es nuestro reto, nuestro desafío y nuestro impulso para forjar una sociedad más justa y equitativa. Nosotros allá en el norte de nuestro país en medio de la arena del desierto, del azul de nuestro mar, de la alegría de nuestra gente y de la esperanza compartida si creemos que es posible y trabajamos por ello.

El Manifiesto Universal nos abrió la mente y el corazón a nuevas experiencias y obligaciones de estudio y análisis de la realidad que vivimos en primer lugar desde la practica revalorada de un trabajo de recuperación de bienes y materiales que nos posibilitaban los medios económicos y al mismo tiempo cuida el medio ambiente. Y luego la certeza que es posible y urgente poner los medios para intervenir en la lucha contra las causas que generan la miseria. Es desde esta carga valórica que llevo más de 25 años trabajando con convicción y pasión aportando a mi comunidad, al movimiento y a la sociedad la certeza que un nuevo mundo es posible.

El Manifiesto Universal es vigente hoy en día y es y debe ser una herramienta que nos anime a seguir viviendo, trabajando y luchando por mejorar la realidad actual desde nuestra palabra y nuestra practica digna y solidaria.

Es importante volver a beber de esta fuente, es importante no desprendernos del legado social y político del Abbe Pierre porque hoy más que nunca, en un mundo vertiginoso donde se acentúa la filosofía del “tener” antes del “ser”, donde los capitales financieros son prioridad antes que el ser humano, donde la acumulación de riqueza se nos presenta como sinónimo de felicidad, donde las guerras se planifican y promueven para apropiarse de los recursos naturales de las naciones, donde se cierran las fronteras a las personas y se abren alegremente a las mercancías, es urgente y necesario que nuestro movimiento levante la bandera de la vida digna vivida en comunidad, del trabajo de recuperación realizado con alegría e inclusión, del servicio organizado y planificado con los más pobres y sobre todo de la lucha contra toda forma de injusticia que avasalla y excluye a las personas y destruye nuestro planeta.

Es urgente que los grupos de Emaús pongamos en la mesa de trabajo cotidiano nuestra reflexión y nuestro compromiso sin desprendernos de nuestra mística y nuestros valores, es necesario y urgente seguir construyendo alianzas con las personas y las organizaciones que trabajan también por recrear la vida de otra manera. Es necesario y urgente seguir despiertos, atentos, entusiastas y apasionados con nuestra esencia y nuestra forma de ser emausiana.

El Manifiesto Universal sigue vigente hoy en día proponiendo en su esencia esta nueva forma de concebir la vida desde la alegría, la dignad, la comunidad, el trabajo, el servicio y la lucha contra las causas que generan la miseria. Es nuestra la responsabilidad de concretar en nuestras acciones cotidianas este compromiso adquirido con la sociedad empobrecida y solo de nosotros depende darle vida al Manifiesto Universal o dejarlo empolvarse en el armario de nuestros archivos y de nuestras renuncias. Es tiempo de vivir, es tiempo de proponer, es tiempo de concretar, es tiempo de luchar.”

20190523 202038 Juan Melquiades

Photo : ©Patrick Piro